30/6/10

Doctora.10




Ya dentro, me coloqué de pie detrás de ella. Besé delicadamente su cuello, mientras ella cerraba los ojos, se dejaba hacer. Mis manos subieron desde su cintura hasta sus hombros hasta deslizarse hacia adelante. Mis dedos se iban acercando peligrosamente hasta sus generosos pechos. Avanzaban despacio sobre la tela de su vestido. No llevaba sujetador, cosa que me excitaba muchísimo. Rocé sus duros pezones sobre la tela de su vestido y ella suspiró de placer.Me sentía excitado la abrace me apoyé sobre su espalda para que notara la erección que tenia.
Seguí besando lamiendo su cuello mientras liberaba pechos del vestido. Por fin eran míos! Las acaricié suavemente hasta llegar a sus pezones que tanto me ponían. Las toqué a mi antojo, acariciándolas con las dos manos, intentando hacerle suspirar, hasta que no pudo más y se dio la vuelta para plantarme un intenso beso en la boca mordiéndome los labios.
Se desvistió de cintura para arriba, acariciaba mi pecho con sus manos, lo besaba. No dudé en devolvérselo y me aferré a sus pechos con la boca. No podía parar de lamer, chupar, mordisquear sus preciosos y duros pezones que me estaban volviendo loco de deseo, mientras ella acariciaba mi cabeza y me apretaba hacia ella.No dejaba de mordisquear y jugar con sus pechos, hasta que ella misma me levantó la cabeza, me besó, se separó y se terminó de quitarse el vestido.
.-Vamos.
Me dijo al oído.
.-Me apetece mucho hacer el amor contigo.
.- Quiero que sepas que eres el segundo hombre con el que voy a hacer el amor.
.- El primero y único ha sido mi marido.
.- No he tenido ningún novio ni ligue más en mi vida.
.- Así que tendrás que tener mucha paciencia conmigo.
Mientras me decía todo esto apoyaba su cabeza en mi hombro. me sentía feliz, las mariposas que dicen se ponen en el dominaban todo mi cuerpo, deseaba mucho a esa chica, su timidez, su dulzura, una mirada como nunca había visto en ninguna mujer con las que había estado hasta ahora, claro que tampoco eran tantas, casi siempre chicas jóvenes de mis misma edad, nunca una mujer casada y tan espectacular como era Olga.La sujete por la cintura y la bese allí mismo en medio de la calle con mucha ternura mientras la gente pasaba y nos miraba.Tomamos un ultimo Yin Tonic, para relajar los nervios, nada más terminar no hicieron falta más palabras. Nos bastó una mirada para pagar la cuenta y caminar hacia el ascensor y subir a la habitación. Nada más cerrarse las puertas nos abrazamos el uno al otro y nos fundimos en un apasionado beso. Nuestras lenguas se entrelazaron mientras nuestras manos recorrían nuestros cuerpos sobre nuestras ropas. Apenas pudimos entrar en la habitación porque no podíamos separar nuestros labios.
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